No, no me estoy refiriendo al Beer Yoga, Goat Yoga o ninguna de esas pseudoversiones de yoga en las cuales parece que se busca más el circo, lo mediatico, la foto de redes sociales que la práctica de este arte milenario. En este post vamos a hablar un poco de cuáles son las tendencias actuales (o al menos las que yo puedo vislumbrar) y cómo puede evolucionar nuestra practica en los próximos años.
Antes de nada, quiero citar un artículo de Neill Garret, instructor de yoga y quiropráctico americano que realiza un análisis bastante bueno (aunque no coincidimos en todo) sobre la práctica actual del yoga.
ALINEACIÓN VS NO ALINEACIÓN
Desde siempre parece que existe esta dualidad en la práctica del yoga: debemos o no debemos de corregir la postura para alcanzar el estandar. Y es que últimamente con toda la nueva información que estamos conociendo a través de las últimas técnicas científicas en estudios anatómicos sobre el funcionamiento de la fascia, parece ser que no era oro todo lo que relucía.
Esta misma dualidad ha existido también en la preparación física, si cuando un deportista ejecutaba un squat debíamos de permitirle tener la alineación que quisiera y/o pudiera expresar, y si debíamos de corregir esos patrones e intentar conducirle hacía lo que la biomecánica había expresado como ser el patrón más perfecto para la aplicación de fuerza y movimiento.
Pues en el Yoga nos pasa lo mismo, y el problema aquí reside en la enorme tradición que ciertas asanas parecen llevar (aunque como sabemos la gran mayoría de asanas modernas data de principios del sXX) y en la falta de “respeto” que supone el modificar dichas asanas. Lo cierto es que la mayor parte de esas asanas eran realizadas por indios con cuerpos delgados, hiperlaxos y muchísima facilidad de movimiento, y de ahí surgen las indicaciones de cómo realizar las posturas. Muchas de esas posturas sabemos que resultan prácticamente imposible a la persona occidental media,con su sobrepeso, su todo el día sentada en una silla y su falta de hidratación. Sin embargo, es lo que más vemos en las RRSS (como comenté en el anterior post)
En realidad, como diría un gran amigo mío, la verdad está en la mitad, ni uno ni otro, sino un poco de esto y un poco de aquello.
Los dogmatismos sobre la alineación pueden provocar correcciones que no sean útiles para el cuerpo de nuetr@s alumn@s, provocándoles posibles daños articulares o mucha frustración mental (aunque no se deba, si ves que tu cuerpo no puede hacer algo y no paran de decirte que tienes que hacerlo así…pues te jode bastante)
Pero por otro lado tampoco podemos dejar que el cuerpo no tenga control ninguno y cuando realiza una flexión de rodilla no tenga ningún control de movimiento. Si hay un varo o valgo de rodilla, tengo que saberlo, tengo que saber cómo corregirlo si quiero y me interesa, y sobre todo, tengo que tener la musculatura lo suficientemente fuerte y activa como para permitirme ese control en esos rangos.
Actualmente podemos ver que según que estilo de yoga podemos observar su grado de “alineación”; técnicas cómo Iyengar Yoga o Hatha Yoga más clásico tienen una fuerte tendencia a controlar al máximo la alineación postural, mientras que en otros estilos más dinámicos no se lleva a cabo un control tan preciso. Por desgracia, rompiendo una lanza a favor de la alineación esta la ciencia, con la biomecánica de su parte y los estudios científicos indicándonos que en las prácticas más dinámicas son las que la gente suele sufrir mayores lesiones.
En IOGA he intentado fusionar los conocimientos que me traen de la biomecánica y del entrenamiento deportivo con la libre acción del cuerpo, con la relación intermuscular y muchas,muchas dosis de interocepción. De esta forma evolucionamos desde técnica con un alto grado de control postural (aunque nunca jamas postura gana a sensaciones) para ir evolucionando poco a poco hacia dinámicas más activas y fluidas, donde tengo menos tiempo para observar, activar y controlar la articulación. De esta forma, intentamos aprender las sensaciones que puedo tener en todos los rangos de movimiento en estático, como soltar y relajar, para después intentar crecer y mejorar con fases dinámicas. Pero para ello debe de haber una construcción, ladrillo a ladrillo de los movimientos decompuestos, observados y “vividos”, para luego poder construir y reconstruir cuando lo necesite.
Está surgiendo mucha tendencia desde otros países a incorporar rutinas prácticamente de entrenamiento de fuerza a la práctica del yoga (muy necesaria como entrenamiento complementario a la vida, no solo al yoga) y sobre todo explorando mucho la biomecánica articular y volviendo a trabajar las articulaciones de forma individual y luego reconstruir el cuerpo desde los movimientos más simples a los más complejos. Esto es algo muy positivo, aunque creo que deberíamos de dejar de decir que eso es yoga y decir que son técnicas preparatorias, de preparación física, de entrenamiento, de tonificación, etc, pero no decir que eso es Yoga….o quizás si? Cada uno aquí que piense lo que crea :P
Lo que está claro es que al yoga no debe de importarle una revisión sobre los movimientos, una reforma, sin perder su esencia ni perder lo que le hace para mí la mejor disciplina de movimiento, y es que no es sólo eso, como puede ser el pilates, la danza o el entrenamiento funcional, si no que es una visión de vida, una filosofía y que el movimiento es sólo una parte de ella.
En el siguiente post hablaremos de la FASCIA, del Yoga Miofascial o Fascial y de esta moda de poner “apellidos” a cada yoga que cada uno hace para desarrollar una marca diferente e intentar no ser nada repetido.